Los cielos iluminados en la noche, los aires acondicionados que enfrían hoteles vacios en los desiertos y la luz artificial al mediodía tienen en común algo demente y admirable. El lujo irracional de una civilización opulenta, y sin embargo una que tal vez tiene miedo de que las luces se apaguen como lo tuvo el cazador en su noche primitiva.
Jean Baudrillard
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