Joshua Silver, profesor de física de la Universidad de Oxford, ha puesto en marcha un proyecto para proveer de gafas a un billón de pobres para el año 2020. Para ello ha inventado unos anteojos que son calibrados por el propio usuario (No encontré un diagrama, así que hice uno rápido en Paint) inyectando agua a una "bolsa"(3) en medio de dos resistentes lentes de plástico(1,2). Una vez obtenido el ajuste correcto, la membrana se cierra con un tornillo para evitar escapes. Una solución simple y genial.El reuso es la clave y ni hablar de los beneficios sociales y económicos que una existencia más digna aporta con este avance.
Por ahora el problema a superar son los costos de producción, pero se me ocurre que un modelo como el de las laptops para niños (OLPC) podría aplicarse para apalancar el proyecto.
Para leer más sobre el tema, visite Adaptive EyeCare.
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