5/04/2010

Iglesia y fe

Los recientes tragos amargos por los que esta pasando el Vaticano, nos hacen meditar lo siguiente sobre su presente y futuro.

Las conocidas acusaciones sobre pedofilia y otras aberraciones no son nuevas, pero como en su momento lo fue el cuestionamiento de la integridad del papa o la interpretación de la palabra, en los tiempos del cisma o la reforma, responden a temas sociales y culturales negativos de alto impacto para una época específica.

Si analizamos los ramales de la situación, se le da importancia suprema a las ciertamente condenables actuaciones de porcentualmente pocos miembros del clero, y ya que la opinión pública no es enfrentada con una justicia rápida sino que los pesados engranajes de la iglesia son ineficaces en estos casos, el morbo crece, hiriendo la organización de una forma y extensión solo posible dado lo rápido que se disemina la información en nuestros días.

Cuando visité Chichicastenango en Guatemala, el guia nos indicó como la iglesia católica permite a regañadientes la entrada de los brujos locales que hacen ritos paganos a pocos metros del altar, porque la cultura local es tan fuerte que de otra manera -500 años despues de la conquista- terminaría siendo echada a un lado.

En ese sentido, hay que entender que las raices culturales judaicas y luego grecolatinas de donde viene nuestra iglesia católica influyeron en sus formas filosóficas y aún hoy, la globalización, la política y la tecnología, influyen el la forma en que entendemos -o no- la figura de la divinidad y el papel de iglesia como organización y comunidad.
Siendo así, si la iglesia católica quiere seguir siendo el eje y referencia de la fé cristiana en un mundo donde los simbolos y valores que promueve han caido en desuso, tiene que buscar la manera de fundirse como lo hizo en sus inicios, con ese mundo dinámico y conflictivo en que vivimos o desaparecer.
Sin embargo, no creo que todo cambio pueda lograrse con la velocidad con la que ocurren aquellos cambios relacionados con la tecnología, que es el motor del mundo moderno, ya que la implicaciones filosóficas y "costumbristas" requieren de otros fuegos, esos que ya poco se encuentran.

Lo que pase con la fé, que creo es más importante que el destino de la iglesia como tal, es otra cosa y creo que tomará su propio camino, porque depende más de Dios que de las agencias de los hombres.

Todos somos cortados de la misma masa, pero no todos somos cocidos en el mismo horno - Proverbio Yiddish

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