A pocos días de su apurada inauguración y con la necia insistencia del ministro de obras públicas por pagar de antemano algo que no hemos constatado su calidad o seguridad, la Cinta Costera es foco de otro conflicto: nadie quiere hacerse cargo del mantenimiento de sus áreas verdes. Y es que "nadie" pensó en esa parte o bien, confiaron que automáticamente el municipio capitalino lo asumiría, lo cual suena sensible hasta que el alcalde dice que el trabajito costaría millones (¿realmente?).
Fuera de este pase de bola puntual, lo que nos abstrae la situación es como Panamá se vende como un paraíso tropical donde el ciudadano habita la feliz convergencia de exuberante naturaleza y alucinante arquitectura, pero al final la primera es tratada como un estorbo a consta del dinero que la segunda genera.
De imponerse la habitual indolencia, veremos marchitar los ya reducidos espacios verdes de la cinta y en vez de ser custodiada y mantenida por las autoridades, convertirse en el nuevo lava autos o paraíso de los bien cuidao's. Siendo así, mejor sigamos el ejemplo del resto de la ciudad, cubrir todo con cemento, así nos ahorramos esa plata.
Fuera de este pase de bola puntual, lo que nos abstrae la situación es como Panamá se vende como un paraíso tropical donde el ciudadano habita la feliz convergencia de exuberante naturaleza y alucinante arquitectura, pero al final la primera es tratada como un estorbo a consta del dinero que la segunda genera.
De imponerse la habitual indolencia, veremos marchitar los ya reducidos espacios verdes de la cinta y en vez de ser custodiada y mantenida por las autoridades, convertirse en el nuevo lava autos o paraíso de los bien cuidao's. Siendo así, mejor sigamos el ejemplo del resto de la ciudad, cubrir todo con cemento, así nos ahorramos esa plata.
Etiquetas: Cinta Costera, Panama
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