1/23/2009

Donde el Sol apoye su cabeza

Meredith Small en LiveScience propone que las migraciones humanas que poblaron el continente americano se debieron a cambios climáticos, el seguimiento de animales para caza o bien, el impulso o necesidad por lo nuevo, una aventura, la exploración.

Propongo otras razones posibles: La superstición, la creencia en un mundo mejor -más benigno y próspero- en cualquier parte menos donde estamos ahora. Una idea que persiste en la actualidad como parte de las creencias en Las Islas del Oeste (o Este), la Atlántida, Shangri-La, Agartha, el Jardín de las Delicias o Paraíso, e inclusive, el Cielo, una primavera eterna donde el Sol se oculta o nace.


Por otro lado, podemos pensar que a medida en que el hombre se desplazaba, tenía que enfrentar diferentes combinaciones de factores ambientales, cada una con su contenido bacteriológico; ante su incapacidad para tratar las patologías, su única salida era mantenerse en movimiento hasta escapar de la influencia o morir en el intento. Recordemos que durante la colonización, muchos grupos humanos nativos sucumbieron ante enfermedades que traían los conquistadores europeos.

Finalmente, el hombre seguía a los animales que migraban no solo porque podía cazarlos, sino porque aprendió de ellos a buscar ambientes más favorables donde pudiera conseguir alimento con mayor facilidad, escapando de calores o fríos extremos y reproduciendose con menos peligros. El retorno podría ser complicado o imposible, por tanto había que encontrar áreas propias, lo cual nos llevaría a considerar otras implicaciones como los derechos tribales y otras complicaciones sociales.

¿Y que tal si el hombre primitivo hubiera sido por naturaleza un animal migratorio? En nuestras cabezas coexisten muchas tendencias animales instintivas, básicas, y otras resultado del razonamiento, sin que al final podamos suprimir una por otra. Diferentes grupos, diferentes puntos de vista, líderes y seguidores, una historia nunca escrita. ¿Qué pensaban aquellos ancestros cuando caminaron por el estrecho de Bering? ¿Cuál sería el nombre con que bautizaron esas montañas que nunca un hombre había pisado?

Conviertete en un Cristóbal Colón de continentes y mundos dentro de ti, abriendo nuevos canales, no de intercambio, sino de pensamiento. -Henry David Thoreau

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