Avarana; el nombre de este blog es una palabra en sánscrito que significa "velo"; uno que el caminante espiritual debe apartar para ser testigo de la verdad, la real naturaleza del universo y si mismo. El avarana es un concepto a mi parecer similar al Ego en el Zen (relación dada por su origen hinduista-budísta), donde su destrucción nos revela la indiferencialidad entre el yo y el todo, esencial para liberarse de la rueda del Samsara y alcanzar la iluminación.
No es fácil, de hecho, la dificultades se encuentran tanto dentro de la persona, representadas por sus juicios y preferencias, como fuera, en las distracciones que nos alejan del centro sin centro, el espacio vacío necesario para encontrarnos a nosotros mismos. El silencio es un lujo que el mundo nos roba, presos entre paredes de estímulos audiovisuales, el ámbito social y nuestras percepciones de lo que es o queremos que sea.
Comprensiblemente, cada persona esta construída no sólo de átomos sino de ideas, sin que ninguna de las dos escape de la definición del todo, en el amplio sentido de la Realidad. Esta nos envuelve y da forma, perceptiblemente o no, como la gravedad a un planeta o la ola sobre la arena de la playa. Igualmente y dependiendo del enfoque filosófico, científico o religioso, las herramientas cognoscitivas utilizadas para lograr el objetivo final de la Realización, están atadas a las formas y fuerzas que el hombre puede concebir, la Imaginación es por tanto, un punto de apoyo hacia aspiraciones infinitas.
De regreso a lo "concreto", me llama la atención el concepto de la Realidad Aumentada por medio de la tecnología, es decir el empleo de mecanismos externos que hacen un puente entre lo virtual (computadora) y el entorno real. Digamos por ejemplo, lentes de contacto que una vez frente a la vitrina de un almacén, nos muestren información de talla y precio de los artículos e incluso nos permitan adquirir el producto por medio de una orden de voz (...o un guiño).
Una forma más inmersiva de tal interfaz, podría ser una capaz de alterar la apariencia de las personas o cosas, asignar avatares a los conocidos -y rostros genéricos a los demás-, cambiar la fachada de un edificio, la iluminación de un área, agregando objetos virtuales a un espacio físico. Todo esto en una "complicidad implícita", donde la mente ya no diferencie entre una cosa u otra (pensemos que la camisa que ví en la vitrina no tenga que comprarla físicamente, sino que aparezca como un overlay sobre mi avatar, no compro el objeto sino el diseño, igual como ya ocurre en la Internet).
Todo esto nos lleva a una redefinición de la realidad a nivel personal, donde yo escojo Cielo o Infierno, o bien tales "realidades" son arrendadas o hasta impuestas por otros, efectivamente rescindiendo el control del último reducto de la libertad, la mente.
¿Acaso estamos pues frente a un nuevo tipo de Realización? No creo que la satisfacción de las necesidades espirituales pueda lograrse por medio de atajos artificiosos, pensarlo así solo nos impone otro velo, alimentando el ego. El Vacio sigue allí. Esperándonos.