Hace como una semana escuchaba a Gabriel Diez del CONEP decir que cierto proyecto capitalino iba a deforestar X cantidad de bosque pero que a su vez y en respuesta adelantada al periodista, iban a reforestar 2X en Chiriquí, "donde si se necesitaba".
Me sentí anonadado ante tal declaración, pero incapaz de argumentar. ¿Por qué? Algo me decía que detrás de su desparpajo existía cierta lógica y pensemos, ¿por qué no "ayudar" a la región a recuperar parte de su capa vegetal, tan necesaria para aumentar el caudal de los ríos que nos proveen de energía? ¿No se estaba cumpliendo de alguna manera la ley de conservación de la energía? La ecuación parece dar un resultado equitativo, ¿no?
Repasando con mi hija ciencias para su examen trimestral, el material definía hábitat como una parte del entorno que sostenía la vida para ciertos individuos. Si lo extrapolamos del texto original, aves y peces, hacia hombres y ciudades, los elementos de tal hábitat y su definición se "estiran" para abarcar las adaptaciones que la tecnología y sociedad permiten al hombre habitar una variedad de entornos, con la ventaja de que nuestro ingenio nos permite mover recursos y energía entre unos otros.
Sin embargo, estas adaptaciones no son gratuitas, los costos de mover los elementos necesarios para nuestra supervivencia y prosperidad aumentan con respecto a variables como la disponibilidad de las fuentes, los costos generación, transporte, distribución y a su vez, la calidad de entrega y su continuidad son fundamentales para definir lo que se llama el nivel de desarrollo de un país. Estos conceptos no solo aplican para la energía sino también la educación y los alimentos.
Pero volviendo a la idea original, la declaración en si no es fundamentalmente erronea pero si demuestra un concepción oblicua de la realidad, de parte de alguien que -y lo digo basado en su posición como empresario y gestor económico- decide ignorar la interconexión de los factores mencionados y obviar impactos negativos sobre nuestro hábitat local porque no convienen a su visión de negocios.
La "creación" de un parque del mangle estatal en las áreas que ya se habían declarado protegidas y esta "mudanza ambiental" son simplemente comodificaciones, que igual que el agua embotellada, asignan un precio a algo que no tenía y por supuesto, lo degradan.
La reducción del caudal hídrico y la cobertura boscosa SON efectos reales generados por el hombre mientras que explota desmedidamente su ambiente y añadidas al cambio climático ponen en peligro la satisfacción de nuestras necesidades básicas.
El medioambiente no es una cosa que existe fuera de nuestras oficinas refrigeradas sino que nuestras comodidades modernas existen por el, pero todo tiene un límite y un precio. Panamá no posee fuentes ilimitadas de energía -nuclear o petrolera- ni es un país guerrero para obtenerla fuera de sus fronteras. Muchos piensan que vivimos una edad dorada de desarrollo socioeconómico, pero solo es porque prefieren ignorar la factura que ya nos esta pasando el ambiente con los apagones y la escases de agua.
Tenemos que inventariar nuestros recursos a modo de calcular si podemos realmente pagar el desarrollo que deseamos, de otra manera los intereses nos van a comer y todo desarrollo seguirá siendo para unos pocos y decepción de las masas.
Nada es gratis.
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