Los concursos de oratoria no me dejan un buen sabor, se exponen ideas e ideales de forma apasionada y si embargo calculada. Se busca impresionar, pero ¿dónde están las acciones? No muy diferente pienso, que los discursos políticos; uno busca puntos, otro los votos, pero la convicción de cambiar o mejorar las situaciones se queda en abstracciones. Y desiluciones.
El objeto de la oratoria por si misma no es la verdad, sino la persuasión.
Thomas Babington Macaulay
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