Esta semana, El diario La Prensa reportó como los intrépidos inversionístas de la planta de clinker en Rodman han logrado circunavegar los escollos legales, la oposición de los grupos ambientalístas y vecinales, estudios de impacto y el sentido común, para lograr que la Junta Directiva de la ACP les permita construir su soñado proyecto.
El asunto me recordó un "sonado" artículo, "El Imperio Panameño" de Cesar Monje para el diario La Nación de Costa Rica. En resumen, enuncia trilladas expresiones como "tambor batiente", "quién dijo miedo" y la "Singapur de Latinoamérica" para alabar la facilidad con la que país se tasajea al gusto de los inversionistas.
Pero, ¿dónde están los beneficios? Cegado por los dólares, yenes y euros que parecen llover sobre el istmo, no dedica ni un párrafo a los costos sociales y ecológicos de tales Megafumadas. Hacer trueque con nuestros tesoros para obtener la apariencia de país desarrollado demuestra la ignorancia y juega-vivo de quienes deberían velar por los intereses del pueblo, planificando, mitigando o inclusive rechazando los proyectos que -dada la experiencia en otras latitudes- nos pueden perjudicar.
El artículo finaliza lamentando la falta de celeridad con la que el gobierno tico ha tratado el tema de la remodelación de su aeropuerto internacional.
Unos días después leí que tanto Costa Rica como Nueva Zelanda aspiran a reducir al máximo posible las emisiones de carbón antes del 2030 (carbon neutrality), al favorecer la generación de energía renovable, la preservación y ampliación de las áreas boscosas. Casi esta de más decir que tal objetivo es realmente visionario y un triste contraste con nuestro cada vez más gris Panamá.
Es claro que todos deseamos mejores días para nuestro país, pero es hartamente evidente que muy poco de los millones que generan estos Dubaisismos llega a la mayoría pobre o miserable, alivia los males colectivos, como el transporte, el alza de la canasta básica, la falta de insumos para la Caja del Seguro, etc. Hipnotizados por el brillo y las promesas, aceptamos las migajas que caen de la mesa, quejándonos de las circunstancias y gobernantes, pero sin analizar a fondo las razones e intereses que permiten el abuso de nuestros derechos "a tambor batiente".
2 comentarios:
Esto es algo que ya lleva varios años sucediendo y como ves la reacción negativa es casi nula.
Efectivamente, la inversión es mayormente extrajera y, en mi opinión, esto trae dos desventajas:
primero, que los inversionistas vienen en gran cantidad por razones propias, comprando apartamentos y lugares de "turismo residencial" (todo un oxímoron ahí). Igual que muchas personas nacionales, son ignorantes de problemas de urbanismo y ambientales que están causando las construcciones actuales.
lo segundo, es que estas personas siendo extranjeras, sus intereses responden a los propios y a la larga no a la de nuestro país, sino a cual sea de donde vengan.
En otras palabras, cuando los efectos secundarios negativos sean mayores que los positivos por el descontrol en este país, pues toda esa inversión desaparecerá y nos quedará a los pocos dispuestos a quedarnos (por amor a nuestra supuesta Patria).
Y eso es sin tomar en cuenta aquellos que tienen esto calculado con malicia, solo hablé de los ignorantes.
Saludos!
www.juega-vivo.com (me extraña no pude incluir mi enlace web con el comentario, solo un Alias. Tal vez algo que pueda ajustar?)
Gracias por tu comentario.
Solo quiero acotar lo siguiente:
1. Las inversiones en construcción son pasajeras, generan empleos temporales y luego que la burbuja se flatee en 3 o 4 años -cuando más-, volverán a la calle sin empleos los que en ella trabajaron. No es una industria que puede durar para siempre, ya se acaban los lugares apropiados para construir y entonces se meterán de lleno en los parques y el canal.
2. Concuerdo con los efectos secundarios, ya estamos viendo como se afecta el aumento de consumo de energia, agua, el trafico. Todo seguirá subiendo para poder "dar vida" al lujo que queremos exhibir.
3. No creo que haya malicia propiamente, sino ignorancia deliberada y como tu lo has dicho: juega-vivo. Cerrar los ojos cuando conviene.
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