El norte del Oceáno Pacífico comprende una región de corrientes que se extiende desde la costa oeste de los Estados Unidos hasta Japón; a lo largo de varias décadas, desechos plásticos generados tanto en tierra (80%) como desperdicios y cargamentos perdidos de las embarcaciones que transitan el área(20%), han contribuído a la creación de lo que coloquialmente se conoce como El Gran Basurero del Pacífico. Esta masa giratoria, informe, contaminante y a veces dos veces más grande que los Estados Unidos es una trampa de muerte para la vida marina, representando a su vez, la aparente inhabilidad del hombre para ver más allá de sus mezquinas necesidades mientras que envenena su único hogar. No esta de más señalar que estos desperdicios bien podrían sobrevivir a la raza humana, dada la casi indestructibilidad del plástico y la falta de iniciativas para corregir el problema que hemos causado.
Por otro lado, leía esta semana que un adolescente descubrió una forma rápida de convertir las bolsas de plástico, polietileno, en agua en tan solo tres meses por medio de la biodegradación (lo que ocurra con los biproductos es otra cosa, pero es un buen inicio), además de que en Irlanda se ha logrado resultados similares con el poliestireno; mientras que un grupo de millonarios de Silicon Valley quieren crear un nuevo país utilizando plataformas marinas (seasteading) que generarían su energía por medios eólicos, solares o inclusive, utilizando el oleaje, sobre aguas internacionales.
Sin entrar en las implicaciones político-económicas de la última iniciativa, porque usualmente cualquier arista se puede suavizar si los recursos y beneficios respaldan un beneficio mayor, propongo entonces el matrimonio lógico entre las situaciones y tecnologías antes expuestas: Una suerte de isla movible de procesamiento de plásticos y otros desechos encontrados en el Gran Basurero, alimentada por naves que peinarían el área. El proyecto sería financiado tanto por el dinero de Silicon Valley, como por créditos de carbón e inclusive los países que de alguna manera se sientan "afectados" por la existencia de este país.
¿Ciencia ficción? ¿Fantasía? Las razones del calentamiento global y las causas de la disminución de la fauna oceánica son muchas y hasta contrarias, pero los efectos de la contaminación son innegables al igual que una imperiosa necesidad por mejorar nuestra relación con un planeta que hemos degradado a costa de nuestra consciencia.
Sea que los cambios que experimenta el planeta sean el producto directo de la mano humana o bien nuestras acciones se sumen a procesos cíclicos naturales, al permitir que tales desastres ocurran solo agregan más facetas, más complicaciones, que amenazan calidad e inclusive nuestro tiempo en la Tierra. Si los recursos para iniciar el proyecto existen, los insumos -el plástico- y la tecnología -recliclaje, bioprocesamiento- existen, solo queda direccionar las voluntades, eso es todo lo que ha movido al Hombre a lo largo de la historia, eso y la fe en un futuro mejor.
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