Definir lo que constituye Arte es un asunto de alta complejidad, en particular aquel de reciente creación, porque los criterios que empleamos para juzgar una obra o movimiento en algún punto tratan de situarlos dentro de un contexto histórico que ayude a su interpretación y valide la capacidad del creador para expresarse -con claridad estética- sobre el nebuloso objeto que mueve su inspiración. El tiempo suele pulir las imperfecciones o relegar al olvido a los menos afortunados, para bien o mal. Lo demás es cuestión de gustos.
No voy a meterme en esta camisa de once varas, otro día será, pero ayer estaba leyendo el resumen anual del Harper's, un artículo semanal que camina una curiosa ruta entre la información pura y una redacción caótica, donde se estima que alrededor del 90% de los artistas iraquíes han muerto o emigrado del país. Lo cual nos lleva a divagar sobre el significado de esta cifra y el rol del Arte en un país sino en la vida humana -¿o será el valor de la vida en un país y luego sobre el arte?-.
El origen del arte es independiente del entorno y hablando específicamente sobre Irak, de su actual estado de interminable guerra civil, pero a la vez pienso que para concretarse, afianzarse en un todo coherente, requiere, necesita de la Paz. Y es que solo dentro de un ambiente que propicie la introspección se puede desarrollar y madurar la visión creativa. Evidentemente existen obras que por naturaleza se benefician de la inmediatez, pero solo en un análisis profundo y calmado se destilan sus reales significados, causas y efectos.
A la vez pensemos en como afecta a una sociedad la falta de Arte, al coexistir con él, el hombre encuentra una conexión con la Belleza, la apreciación de valores comunes o extraños, se nutre de ella o bien, la obra crece por medio de la interpretación; al divorciarse de lo que podría ser la manifestación última de nuestra humanidad, lo creado, el hombre encasilla la mirada hacia lo más básico, la mera supervivencia o la búsqueda de la trascendencia en la violencia o el poder. Las fuerzas internas no pueden ser negadas, es su enfoque lo que determina nuestras acciones, positivas o negativas, en nuestra vida y entorno.
Ahora bien, esbozo estas ideas -como siempre- sin ninguna pretención de experto, sino basado en mi propia filosofía como artista y lo que puedo entender de las situaciones extremas a las cuales están sujetos algunas gentes, inclusive aquellos que viven sitiados por la pobreza o la ignorancia.
Es así como lamento su falta, no por aquello que pueda valer en dinero, sino porque la humanidad se ve disminuída en su capacidad para albergar una perspectiva diferente, un espacio de Libertad. Entiendo pues el Arte como una atalaya, un sueño y un mar sobre el cual navegar.
La puerta del alma siempre debe permanecer abierta, lista para dar cabida a la experiencia extática. -Emily Dickinson