Remontar un marcador así, después de haberse mostrado desordenados y faltos de definición es increíble, aún para Brasil, que usualmente tiende a desmoralizarce tras estas situaciones.
Pero el profesionalismo de los jugadores y su casta les ha permitido ganar el partido, aún cuando nos robaron un gol. Luis Fabiano encontró la forma de burlar su marca y la intervención de Lucio, hoy un delantero más que un defensa, sentenció el 3-2 final.
Si la sele panameña tiene algo que aprender de este ejemplo es a no dejarse caer ni confiarse como lo hacen en la última media hora de todos los partidos, no hay que aflojar, siempre echar para adelante. No fue fácil para los brasileños, pero no tiene porque serlo, es allí donde radica la grandeza del equipo.
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