Es así como uno llega a este tipo de eventos, con una expectativa de re-encuentro y por tanto, prejuiciados porque sabemos que esos días no pueden volver y lo más seguro es que culpemos a los músicos por nuestra inconstancia: ¿Acaso podrán emular la mágia y el peso histórico del Dark Side of the Moon? ¿Poseen la claridad técnica para lograr un On the turning Away convincente? ¿Podría uno cerrar los ojos y sentir que esta en un concierto con los verdaderos Pink Floyd? Pues si, para mí, todo eso fue cierto.
La banda sobrepasó mis expectativas dada la habilidad de los integrantes, su sinergía y diligente showmanship, pero sobre todo, hermanando ejecución con pasión, que es lo más importante, porque sin ella no es arte.
Disfruté mucho el Great Gig in the Sky, Learning to Fly y Set the controls to the Heart of the Sun (combinando de forma acertada el tema con imágenes del desierto australiano).
La llama se reaviva, la pared de los años cae y se pide una canción más.
La banda sobrepasó mis expectativas dada la habilidad de los integrantes, su sinergía y diligente showmanship, pero sobre todo, hermanando ejecución con pasión, que es lo más importante, porque sin ella no es arte.
Disfruté mucho el Great Gig in the Sky, Learning to Fly y Set the controls to the Heart of the Sun (combinando de forma acertada el tema con imágenes del desierto australiano).
La llama se reaviva, la pared de los años cae y se pide una canción más.
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