6/08/2007

Comprometidos por Panamá

El consenso en un país como el nuestro es difícil de encontrar, las influencias y diferencias culturales aunadas a un alto sentido de la identidad nos hacen campo fértil a una miríada de opiniones defendidas por personas de diferentes estratos socioeconómicos; lo que no varía y nunca debe enflaquecer es nuestro amor por Panamá, reflejado en la concertación de sus fuerzas e intereses.

Como ocurre con otras asociaciones ciudadanas, los esfuerzos que viene realizando la Alianza Pro Ciudad están encaminados a concretar un plan de desarrollo urbano que sea:

  1. Lógico: basado en la consideración de todos los elementos, sus causas y efectos. Resultado de la razón y no de la improvisación.
  2. Humanista: ponderando la necesidad de espacios públicos naturales y no los puramente comerciales. Que tome en cuenta nuestra historia y herencia.
  3. Integral: que ofrezca perspectivas de crecimiento real, sin menoscabo de la Naturaleza o los servicios y que pueda ser aplicado no sólo en la capital sino en el resto del país.

El día domingo se patentizó el apoyo a tales objetivos, cuando la caminata promovida por la Alianza y que contó con la asistencia de los residentes de las áreas que podrían verse perjudicados por la construcción de una planta de clínquer, ambientalistas, urbanistas e inclusive, aquellos preocupados por el tabaquismo, recorrió una de las áreas más afectadas por el actual boom inmobiliario, exigiendo una ciudad que se desarrolle, que crezca, ponderando primero al Hombre antes que al cemento.

Hay que entender que tenemos que defender nuestro patrimonio antes que se pierda, una ciudad que se enorgullecía de su verdor y que esta amenazada por los efectos de la especulación, reglamentaciones laxas y autoridades que sólo se preocupan por los ingresos generados por los impuestos de construcción; intereses mezquinos bajo los cuales otras ciudades han perdido su carácter hospitalario y sobre todo, humano. ¿Cómo pretendemos ofrecerle a un extranjero una ciudad que terminará siendo inhabitable para nosotros?

Si un claro mensaje transmitió la caminata es que existen ciudadanos apasionadamente interesados en que no se destruyan sus valores naturales y culturales a cambio de una barata interpretación de los estándares de vida en otras latitudes, máxime cuando Panamá es sede de un evento de la OEA que busca promover alternativas energéticas volcadas hacia el desarrollo sostenible del área latinoamericana. Dos objetivos que tienen que coexistir si han de prevalecer.

El trabajo de concienciación es constante y un deber del panameño comprometido con el futuro del país. Todavía estamos a tiempo de enderezar el rumbo, entendamos que no es posible avanzar con paso firme sin un plan, una idea clara del Panamá con el que todos podamos soñar.

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