7/26/2007

Persistencia de la memoria

Para los padres, no pasa un día sin que nuestros hijos pequeños nos sorprendan con algo nuevo que han descubierto o aprendido. Se hace evidente que a la vez que crecen, se hacen más conscientes de la gente, las situaciones y como ellos mismos pueden influir o son influídos por su entorno. El adulto revive ese pasado del cual no tiene memorias claras, pero se identifica plenamente porque ese pequeño ser humano es nuestro espejo y esperanza.

Por tanto, el lazo que nos une es más que biológico y con esto quiero decir que vemos en nuestros hijos una oportunidad fresca de cambiar el mundo en los términos de lo que voluntariamente o no les transmitimos, positivo o no. Por supuesto, nadie que se entienda como tal, que reconozca que tiene al menos un ápice de responsabilidad en la educación de su descendencia o inclusive la de otros, podría aceptar que un antivalor sea una guía en la vida de un niño. El principio psicológico indica que nadie cree que sus acciones son negativas, todo lo contrario, pensamos que lo que hacemos lo hacemos porque estamos convencidos de que "es lo correcto".

Al observar la imagen a continuación, procedente del sitio de la RAWA (Asociación Revolucionaria de las mujeres de Afganistán), donde un niño o niña ha dibujado la ejecución de una mujer por parte de un miliciano, la pregunta obligada es: ¿Exactamente qué mundo pretenden heredar los adultos que exponen a un niño a tales atrocidades?
Se podría hablar volúmenes sobre el tema, pero a mí parecer nada de lo que en nuestra experiencia -gracias a Dios- existe podría de alguna manera razonar o mucho menos justificar tal agresión a un niño. Excepto que el adulto lo haya vivido también.

En este sentido, si es que algo hemos de aprender de esta imagen es que no podemos agregar odio sobre odio, muerte sobre muerte, para alcanzar la vida. Al menos no como seres humanos; cualquier otra cosa es sombra.

7/25/2007

Con los ojos cerrados

Como ya se escuchaba en la lista de exalumnos de Colegio Javier, ya parece concretarse la mudanza del plantel a un terreno en las áreas del Canal, aparte de las consideraciones de impacto ecológico y las distancias desde el centro de la ciudad, es mi turno para voltear con nostalgia hacia una de mis memorias más vívidas del Colegio: caminar por sus pasillos y salones de noche, sea por asistir a alguna reunión o misa, graduación o similar. Me explico: cuando uno conoce bien un lugar, lo puede recorrer sin temor en la oscuridad porque alberga en si la familiaridad del hogar.

Esa es mi casa, con sus baldosas y barandas verdes, la pequeña piscina de kinder, el abarrotado patio de los buses, los basureros de malla, los extraños ambientes de sus laboratorios y sus salones con amplias ventanas.

Se me dificulta pensar en el colegio como el sitio futuro de otras edificaciones; siendo mi referente más importante la capilla, como un ancla, amarrando ese pasado compartido que de alguna manera pensé que no podría existir en ningún otro lugar.

7/21/2007

Kandor o el mundo en una botella

Ayer leí un artículo sobre un libro donde se proponía -y sustentaba- la idea de que la política exterior estadounidense está, de forma encubierta -y como no ponerlo así para darle ese aire de misterio/interés a la obra- sentando las bases para la construcción de una especie de Unión Europea, pero conformada en principio por México-E.U-Canadá para luego extenderse por el resto del continente.


La idea parece atisbar una realidad posible, uno podría decir que al ojo tiene mucho sentido y encontrar en los TLCs una buena pista del asunto.


Sin embargo, no me ha llamado tanto la atención la idea propuesta en sí sino la construcción de tales conceptos y la forma en que logran su publicación o difusión.

Y es que si uno navega lo suficiente la Internet, puede encontrar cualquier cantidad de ideas similares, de muchos autores y diferentes aproximaciones; sea que se vea el asunto como una evidente progresión de las políticas expansionístas del imperio o bien una descabellada extrapolación digna de los Expedientes X, completa con masones u hombres de negro.

Pero volviendo a la vertiente de la idea, la esencia percibida de dichas cavilaciones; si uno ha vivido lo suficiente para haberlo visto casi todo, se da cuenta que hace algún tiempo atrás tales ideas no hubieran pasado a la luz de los opinionados "serios" para no gastar papel ni el tiempo del lector.

Pero la Internet ha cambiado muchas cosas, es especial la disponibilidad de información y la cantidad de ventanas de opinión, pero lo que no podemos perder de vista es que debemos relacionar y filtrar dichos volumenes para generar nuestra propia visión informada, una que nos incluya y esto es el mejor aporte de Internet, otorgarnos el poder de ofrecer al mundo nuestros puntos de vista y cavilaciones -por muy extrañas que sean-, nuestra propia voz.

Es un círculo que al cerrarse al parecer invalida su capacidad para ofrecer respuestas finales a cualquier tema, y sin embargo, ¿acaso no es esta una verdad universal? No hay respuestas finales, la única verdad es la diversidad.

Protagoras dijo que el hombre es la medida del universo, al menos a nivel de la Internet, un universo virtual cuyas leyes estan dictadas por su mortal creador es así.

7/16/2007

Desierto

En la TV, hace un par de días atrás se debatía sobre la necesidad de revisar las guías de educación sexual que el Ministerio de Educación -utilizando como modelo las difundidas con éxito en países africanos diezmados por el SIDA- pretende implementar en las escuelas del país. Lógico, África = Panamá.

Como siempre ocurre, alguno de la mesa trajo a colación la difunta junta de censura, a modo de llamar la atención de como los medios superan día a día su cuota de difusión de la ignorancia y fácil titilación. Por supuesto, el conductor el programa cambió el rumbo, no sea que sus jefes le dieran un tirón de oreja por revelar que el emperador esta desnudo (pero no promoviendo algún producto y por tanto, justificando su desnudez).

Minutos después cambié de canal, solo para encontrarme con el avance de una telenovela, "Mujeres Asesinas", donde se muestra claramente una de las susodichas mutilando el miembro viril de algún abusador. Gritos desgarradores y sangre salpicando como una fuente a la emancipada heroína. Todo esto antes del almuerzo.

Agradecí que no hubiera niños en la habitación; ¿cómo minimizar el perjuicio de tales imágenes a un chiquillo? ¿Cómo se fortalece la mente del menor para que pueda procesar tal información? ¿Cuanto temple y tacto se requiere para hablar sobre algo así? Pero luego pensé, ¿y quién me protege a mí?

El ser adultos no nos hace inmunes a las influencias externas, desde pequeños se nos enseña a conocer nuestro entorno y familiarizarnos con sus signos y geografía; el aprender nos permite no solo navegarlo sino dominarlo, tales habilidades nos ayudan no solo sobrevivir sino hasta destacarnos social y hasta económicamente.

Sin embargo, el reconocimiento y asimilación de la violencia y su degradación de la condición humana no nos hace más o mejores adultos, por lo contrario, nos quita humanidad, porque asumimos las características del medio para poder situarnos como hábiles habitantes de esa realidad.

La valorización de dichas conductas y su persistencia como material de interés -que se supone global- condiciona al Hombre al dolor y el miedo, dilapidando las defensas de su Alma.

Detengámonos un segundo y hagamos desierto en nuestro espacio personal, para inventariar nuestro ser y preguntarnos que tan importante es para nosotros nuestra propia paz mental y espiritual.
Quisiera pensar que aún hoy, tales imágenes puedan herir alguna susceptibilidad en muchos sino todos, y que mejor, el consenso silente sea la censura. Por nuestro bien.

7/07/2007

Palomitas de Maíz, ¿el caviar de las masas?

Ha sido un bajón para mi, leer tantos artículos que critican el biodiesel; lo primero que a uno se le ocurre pensar es que el negativismo o la simple necedad de tirarle piedras al que esta arriba podría estar detrás de los comentarios, pero estos están respaldados por argumentos lógicos que nos hacen dudar sobre su verdadero valor como solución energética.

El problema es el modelo de uso, es decir, el biodiesel o etanol no tiene el mismo rendimiento que el petróleo y por tanto, se requiere mayor volumen del primero para generar la misma cantidad de energía que una fracción del segundo. Si los motores alimentados por gasolina ya de por si no tienen un rendimiento de más de 70% (según recuerdo), que tanto se puede obtener con biodiesel? Además, el biodiesel no reemplaza por completo al petróleo, cuanto más un 20% por galón.

Luego esta el asunto de la producción, el petróleo es el producto natural de la fosilización de plantas prehistóricas, la alternativa que al parecer era la más sostenible es la extracción de combustible a partir de cultivos como maíz o la soya. Todo bien hasta allí, un aliciente a la producción agrícola, y para matar dos pájaros de un tiro, de alguna forma podría frenar la migración del hombre del campo a la ciudad… El detalle, el caveat, es que el Hombre prefiere llenar el tanque del carro antes que alimentarse.

Ya se prevé un aumento de los productos derivados del maíz, algo que no parece muy importante aquí en Panamá -¿bollo, tamales, corn flakes?, ¡el panameño come arroz!- pero inmediatamente sensible en el resto de América y el mundo. En realidad consumimos más maíz de lo que creemos, inclusive esta presente en alimentos que usualmente no relacionamos a los granos amarillos, el endulzante de maíz o corn syrup esta en todas partes. Una corta visita a la alacena o al supermercado nos hará preguntarnos si vale la pena invertir en un silo de granos. Para alimentar la 4X4, claro.

Muchos agricultores han disminuido y hasta abandonado el cultivo de alimentos ya que ganan varias veces más dinero produciendo materia prima para biodiesel. La escasez de los productos campo inmediatamente incrementan su costo. ¡Un momento! ¿qué comen las vacas y las gallinas? ¿Gasolina?

Y así, mientras más hectáreas del Amazonas se destinan a la soya y el maíz, pongamos fe en máquinas de movimiento perpetuo y Steorn.

7/05/2007

Satisfacción

Cuando me senté a escribir esta nota, mi idea era seguir comentando sobre como la destrucción de las casas y áreas históricas de la ciudad es el producto de una ignorancia deliberada de los conceptos más básicos del ordenamiento urbano; permitida por un gobierno cegado por el dinero de los impuestos de construcción y la mala excusa de la generación de empleo. Sin embargo el planteamiento, aunque válido porque no requiere más justificación mezquina que el dinero, no explica porqué la gran mayoría de la población acepta que su espacio público e historia sea arrastrado por una visión torcida del progreso que desde su concepción ya se perfilaba como inviable.

Y es que dilucidar las motivaciones de los poderes no requiere mucho razonamiento; una vez se afianzan solo existen para asegurar su continuidad, la serpiente muerde su cola.

La persistencia de la actitud poco importa es lo que realmente debilita y corrompe los esfuerzos de conservación y las demandas por una planeamiento lógico a largo plazo; la aceptación de cualquier solución a corto plazo es ya parte de la identidad nacional. No hay sentido de la historia y aunque una de las frases más populares que se escuche de una nacional sea “El que no conoce la historia esta condenado a repetirla”, no se enfatiza con tono de advertencia sino con aires de resignación. Vive el momento”, es la consigna.

Entiendo hasta cierto nivel esta situación dado que también conozco la historia y veo como la falta de carácter y autoridad de los gobiernos de turno permiten que se perpetúe la infamia porque les conviene. Lo que no puedo aceptar es que exista tanto descontento y que ni las más sonadas tragedias recientes, dígase el envenenamiento masivo en la CSS o el bus incendiado, han logrado despertarnos de nuestro letargo colectivo. Creo que la causa es cultural, producto del paternalismo colonial y de los tiempos de la dictadura. El ciudadano estaba supuesto a aceptar las condiciones de la corona o el dictador porque no podía oponerse y algo de las migajas que caían de la mesa le podría tocar a él. Una mirada fugaz, un codeo virtual con la fama y el poder.

Esta es mi suposición; no soy sociólogo, pero si uno escudriña un poco en la mente del panameño, encuentra que esa sumisión es en parte heredada y por otra, acomodaticia, una característica del hombre actual, que prefiere que otros piensen por él, siempre y cuando pueda quejarse a medias.

Toda sabiduría verdadera conlleva algo de dolor, pero no tenemos tiempo de sufrir –ni de pensar-, solo para la dispersión y el festejo vacío. Esto es todo lo que necesitamos. Estamos satisfechos.

7/01/2007

Galería virtual en el Libro del Dragón

He actualizado el diseño de mi página de acuarelas en la red para facilitar su navegación y brindar una experiencia de recorrido virtual en dos dimensiones.
Visite el Libro del Dragón aquí.